domingo, 21 de agosto de 2011

Libertad sexual

En los años 60 la revolución hippie produjo muchos cambios muy importantes para el mundo, uno de estos fue el amor libre, Esta concepción choca totalmente con la estructura del derecho civil convencional, es decir con el matrimonio de orden publico, porque se considera que éste no es otra cosa que un contrato que se realiza para establecer derechos y obligaciones por parte de un tercero; pero el amor libre rechaza esta figura jurídica ya que considera que el amor es un compromiso mutuo o un contrato voluntario entre las partes en que son estas las que exclusivamente establecen sus propios derechos y obligaciones, sin injerencia de la iglesia y sin regulación del estado Frente al derecho estatal o público el amor libre antepone el derecho comunicativo y privado, es decir determinado particular y libremente entre las partes. 
 Algunas de las confusiones que pueden producirse es que el amor libre ha llegado a confundirse muchas veces con la ausencia de cualquier responsabilidad o compromiso en el amor y en las relaciones sexuales. Lo que se enfatiza en las diferentes concepciones de amor libre es que las relaciones amorosas o sexuales deben ser libres y por tanto responsables, es decir tomadas en un estado de conciencia 

  • En unos casos designa una forma de convivencia voluntaria basada en la sinceridad y el respeto mutuos, ya se trate de una relación a corto o a largo plazo.
  • El encuentro sexual ocasional, siempre que sea consensuado y responsable también encaja dentro de esta visión.
Consideremos una visión anarquista sobre el tema:
Contra el matrimonio por compulsión hemos levantado la bandera de la unión libre. Estamos convencidos de que al abolir el matrimonio religioso, civil y jurídico, restauramos la vida, la realidad y la moralidad del matrimonio natural basado exclusivamente sobre el respeto humano y la libertad de dos personas: un hombre y una mujer que se aman. Estamos convencidos de que al reconocer la libertad de ambos cónyuges a separarse cuando lo deseen, sin necesidad de pedir el permiso de nadie para ello - y al negar de la misma forma la necesidad de cualquier permiso para unirse en matrimonio, y rechazar en general la interferencia de cualquier autoridad en esta unión - los unimos más el uno al otro. Y estamos convencidos también, de que cuando ya no exista entre nosotros el poder coercitivo del Estado para forzar a los individuos, asociaciones, comunas, provincias y regiones a convivir en contra de su voluntad, habrá entre todos una unión mucho más estrecha, una unidad más viva, real y poderosa que la impuesta por el aplastante poder estatal. 

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